¿En verdad son las emociones negativas tan malas como parecen?
Hasta ahora creo que muchas personas tienen esa idea de que las emociones hay que rechazarlas, ignorarlas o reprimirlas y ¿qué ha sido lo que hemos ganado? Quizá nada, lo más probable que estemos siendo víctimas de emociones que cada vez perdemos más el control sin saber porque ni como comenzó a ocurrir esto en nuestro interior. Entonces surge la necesidad de valorar las emociones negativas como merecen.
¿Cuánto tiempo llevamos teniendo la idea de que las emociones negativas son malas? Es decir, ¿hasta qué punto nos han educado en nuestras familias o sociedad que lo “negativo” tiene que ser evitado, minimizado o suprimido?

Muchas veces nuestra educación siempre haya tenido un fin noble, con la intención de ayudar o de inculcar una actitud positiva de cara a la vida. No obstante, existe una gran cantidad de gente para la cual esta idea de “rechazo a lo malo” ha resultado tener un doble filo. Por un lado se inculcan “valores” pero el resultado quizá sea difícil para nosotros.

Y Que son las emociones
Independientemente de las creencias que cada uno tiene, todos somos más o menos conscientes de que tenemos una parte física y una parte más sutil. Esta parte más sutil –a la que podemos llamar “alma”, “fuente interior” o de muchas otras maneras–, es la que nutre a nuestro cuerpo de energía vital. Y luego, desde nuestro cuerpo, transformamos esta energía en actos concretos.
Es decir, cada uno de nosotros es un creador que transforma la energía pura que viene de nuestra “alma” en actos concretos.
transformamos en los actos creativos de nuestra vida diaria: conversaciones, acciones, ideas, actividades, proyectos, etc.
Esta energía vital es muy importante, porque es la que sustenta completamente nuestra existencia terrenal. Sin esta energía, no hay vida.

Por este motivo, cuando llega mucha energía vital a nuestra parte física, nos sentimos muy bien: estamos llenos de vitalidad, de ganas de hacer cosas, de ideas, de ilusión, etc.

En cambio, cuando nos llega poca energía, nos sentimos mal: nos sentimos desanimados, cansados, sin ideas, sin ganas, etc.
Es decir, nuestras emociones, y también nuestro estado físico general, dependen de esta energía vital.
La pregunta es: ¿y de qué depende que nos llegue mucha o poca energía vital?
Pues depende de nuestros pensamientos.
Nuestros pensamientos son como una compuerta que está situada entre nuestra fuente interior y nuestra parte terrenal.

El concepto de emociones “negativas”
Últimamente se ha hablado mucho de las emociones, y se han sacado a relucir varios temas sobre el manejo de las emociones que llevaban tiempo queriendo tomar el aire. las emociones se entienden como sucesos o acontecimientos mentales, fisiológicos y conductuales.

En otras palabras, se pueden entender como activaciones fisiológicas concretas a las que nuestra mente y nuestro cuerpo ponen una etiqueta. De esta forma se acepta que las emociones tienen una función específica, y la diferencia entre” negativa” y “positiva” viene dada por su utilidad, tanto de cara al mundo como de cara a nosotros mismos, según cada idea que te hayan formado habrá sido la forma como te estés conduciendo ahora para encarar tus emociones.

Un ejemplo, la tristeza, que es generalmente considerada como negativa, se torna especialmente útil en el momento en el que es necesario desahogarnos o descargarnos emocionalmente ante un conflicto que no sabemos resolver. Es decir, podría ser positiva. Si no lo resolvemos se puede volver una depresión.

No obstante, se convertiría en negativa, cuando fuese provocada por una idea irracional, pasa que cuando estamos consternados por estas emociones ponemos nuestro lado racional a tratar de explicar algo que en ese momento solo se aprende a aceptar y superar.

 

LAS EMOCIONES MAS NEGATIVAS E INSTITIVAS COMO CONTROLARLAS

Otra forma de explicar estas emociones “negativas” es cuando se produce una experiencia desagradable en la que experimentamos displacer, infelicidad y ciertas reacciones fisiológicas.

Los estados emocionales como el miedo, la tristeza, la ira, entre otros, pueden causar problemas de salud física y mental cuando se dan de forma intensa y repetida. Por tanto, son emociones que no se deben ignorar.

Así pues, es importante saber reconocerlas y, sobre todo, aprender a darles una buena gestión para que no interfieran en nuestro bienestar. ¿Cuáles son las más relevantes? ¡Pues Descúbrelas!

Lo que llamamos emociones negativas pueden ser valiosas
Las emociones se han investigado ampliamente desde hace varias décadas. Por eso, se ha determinado que son la forma que usamos para responder de forma rápida ante diferentes amenazas, tal y como pasa con la respuesta de “lucha o huida”.
Entonces, las emociones negativas no siempre deben ser interpretadas como algo malo. Son completamente normales y, como lo demuestra una investigación publicada en Trends in Cognitive Sciences, están arraigadas de nuestro ADN.
Ahora te podemos explicar que existen emociones que estaría bien poder reconocerlas ya que forman parte de nuestra vida.

5 emociones negativas más comunes
1. Miedo

El miedo es una emoción que nos puede afectar cuando no sabemos controlarlo o usarlo para beneficio. Así, muchas veces bloquea nuestras capacidades o nos hace cometer errores.
Sin embargo, hace parte de nuestro instinto de supervivencia y nos puede ayudar a evadir situaciones de peligro o de conflicto.

2. Ira

Hay quienes describen esta emoción como una de las más violentas que podemos experimentar. Y es que, además de causar irritabilidad y estrás, puede acompañarse con reacciones físicas que pueden perjudicar a otros.

3. Ansiedad y preocupación
La ansiedad es una emoción que puede venir de la mano con otros sentimientos negativos como el nerviosismo, la incertidumbre o el estrés.

Puede aparecer ante muchas situaciones, como dificultades en el entorno laboral, cambios inesperados, problemas sentimentales, entre otros. En general, nos puede causar problemas de rendimiento y malestar físico.

4. Tristeza
Una de las emociones negativas más frecuentes es la tristeza. Aparece como respuesta ante problemas de difícil solución, pérdidas o preocupaciones. Su función es hacer que otras personas vean que pasamos por un mal momento, donde quizá necesitamos apoyo.

Además, a nivel fisiológico nos ayuda a conservar energía para reponernos ante sucesos traumáticos. Por tanto, no está mal sentirla. Simplemente hay que saber sobrellevarla para que no acabe afectándonos más de lo que debería.
5. Culpa

La culpabilidad es una de las emociones negativas que pueden afectar nuestra autoestima y seguridad. En cierta medida, nos ayuda a regular nuestras conductas y evita que seamos crueles unos con otros en la sociedad.

Sin embargo, cuando se da de manera excesiva, puede bloquearnos e impedir que experimentemos bienestar mental.

La aceptación radical puede ayudarte a convertir la culpa en asunción de responsabilidad, integrando las experiencias dolororas de forma constructiva.

Emociones negativas, ¿cómo controlarlas?
Cuando las emociones negativas se salen de control y empiezan a comprometer la salud, lo mejor es que solicitemos atención terapéutica. Con ayuda de la terapia aprendemos a dar un mejor manejo a este tipo de emociones y sus reacciones.
Aunque las emociones negativas son reacciones biológicas que nos ayudan a enfrentar situaciones de amenaza, debemos aprender a manejarlas para que no acaben afectando nuestra salud física y mental.

Así, si sentimos que son demasiado intensas o recurrentes, lo mejor es buscar alguna estrategia para reducirlas y cambiar la forma en que impactan nuestra vida.

Cómo Gestionar las Emociones Negativas
Una vez entendemos que las emociones negativas se producen cuando ponemos nuestra atención en cosas que no queremos, una pregunta importante es: ¿y por qué son tan dolorosas?
Podría ser que fueran más suaves, o incluso que no dolieran nada.
Pero no es así. Son muy molestas. ¿Por qué?
Pues bien, el motivo es que tienen una función muy valiosa: avisarnos de que estamos creando una vida que no queremos. Nuestra mente crea la realidad, así que si pensamos en cosas que no queremos, crearemos cosas que no queremos. Y las emociones negativas nos avisan de este hecho para que podamos hacer algo al respecto.

Su función es muy parecida a la del dolor físico. Cuando nos hacemos una herida, nos duele, y este dolor nos avisa de que hay un problema en nuestro cuerpo, y de que tenemos que hacer algo para resolverlo: limpiar la herida, protegerla, taparla para que deje de sangrar, etc. Si no sintiéramos dolor, podríamos hacernos heridas muy graves sin darnos ni cuenta.

Las emociones negativas funcionan de la misma manera. Son un dolor que nos avisa de que hay un problema y de que tenemos que hacer algo. Nos avisan de que estamos pensando en cosas que no queremos y de que, si seguimos así, esas cosas se acabarán materializando.

Siempre que te sientes mal a nivel emocional, es tu cuerpo diciéndote: “estás pensando en cosas que no quieres. Vigila, porque lo que piensas es lo que creas. Si sigues así, se manifestarán cosas que no deseas.”

¿Y cuál es la mejor manera de responder?

Pues decirle: “muchas gracias por avisarme. Me había despistado. Tienes toda la razón, estaba pensando en cosas que no quiero. Voy a cambiar mi foco de atención ahora mismo.”

Y luego dejar de pensar en lo que no quieres, y focalizarte en lo que sí quieres.

Si estabas pensando que te duele la espalda, puedes preguntarte: ¿Qué es lo que quiero? Quiero estar cómodo. Y entonces pensar en esto.
O si estabas pensado en que tienes poco dinero, puedes preguntarte: ¿Qué es lo que quiero? Quiero tener abundancia. Y poner tu atención en esto.
Siempre podemos cambiar la dirección de nuestros pensamientos, y en lugar de pensar en lo que no queremos, pensar en lo que sí queremos.

Esta es una manera de gestionar las emociones negativas.

Las emociones negativas no existen para molestarnos. En realidad, no son negativas, son nuestras amigas. Nos avisan de que estamos creando una vida que no queremos.

Y tampoco existen para que las observemos y las “aceptemos” sin más. Su objetivo es que hagamos algo al respecto y que cambiemos el foco de nuestra atención.

Las emociones son una brújula que nos avisa de dónde está nuestra atención y, por lo tanto, de qué estamos creando en nuestra vida.

La pregunta más importante aquí es: ¿tú qué quieres crear?

Siempre que te sientas mal, es tu cuerpo avisándote de que estás pensando justo en lo contrario.

1 comentario en «Como sanar tus emociones y aprender a controlarlas»

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